CRÍTICA – EL HOMBRE INVISIBLE

Dice la biblia en hebreos 11 que “es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, paradójicamente, esta definición le viene muy bien al cine de terror. Desde aquel corto de George Méliès, Le Manoir du Diable, (1896), estamos dando brincos en las salas de cine, aterrados por el sonido de una cortina que se mueve, unos pasos, un reloj. El cine también nos ha enseñado como debemos sentir miedo.

Esta reciente adaptación de la obra homónima de H. G. Wells., está dirigida por Leigh Whannell, quien tiene una extensa experiencia en el género de terror, por su trabajo de guionista en películas como Saw III (2006), Insidious (2010), Insidious: Chapter 2 (2013), entre otros. Whannell se aleja del hombre del 1933 y lo redirige hacia un monstruo más contemporáneo y, fatalmente, muy real: la violencia doméstica.

Por ejemplo, en República Dominicana en el 2019 murieron 62 mujeres en manos de sus parejas[1], cifra que según Procuraduría General de la República (PGR) representa una reducción frente a años anteriores, 2017 (99 casos), 2018 (74 casos). La reducción es evidente en números, pero la realidad de la violencia contra la mujer es tan cotidiana y aceptada que ni sorprende. Nada más letal que la indiferencia.

Desde el primer minuto sabemos que Cecilia Kass (Elisabeth Moss), vive en una casa espectacular y que tiene mucho tiempo preparándose para huir de su casa. De ahí pues que le acompañaremos en todo ese trayecto de liberación, nada fácil. Las películas siempre se explican en sus primeros minutos, ponen al espectador en contexto de lo que se pretende contar, que va entretejiendo la historia con sus propias vivencias, prejuicios y expectativas, que, sobre estas últimas, en mi caso, no eran muchas.

Ese recorrido, se acompaña de una estética oscura y una música constante y perturbadora que no te deja tranquilo. Esa atmósfera resulta muy adecuada para la historia de una mujer perseguida por su marido maniático in extremis. Al principio me recordó mucho a Durmiendo con su enemigo, 1991, dirigida por Joseph Ruben con Julia Roberts y Patrick Bergin, sobre todo por la casa, salvo que Ruben se toma su tiempo para explicarnos el desarrollo del circulo de la violencia por el que está pasando Roberts, mientras que en ésta Whannell pasa directamente al monstruo y su muy deteriorada víctima.

Las casas dicen mucho de las personas que la habitan, si la suya no dice nada, o vive en una tienda o no vive ahí. Esta es una moderna casa de cristal cerca de la costa, por lo que asumimos que sus habitantes están en una posición económica privilegiada y tienen una preferencia por el arte, Cecilia Kass es arquitecta y su esposo, Adrian Griffin trabaja en el área tecnológica y mal no le va. En las casas de cristal todo se ve, por lo que sus integrantes o no tienen miedo de mostrarlo todo o nosotros creemos que estamos viendo lo que tiene que ser. Eso también nos lo ha enseñado el cine.

Estos aspectos son las luces de esta película, cuyo director retoma la leyenda de un clásico de la literatura, un hombre que no puedes ver físicamente pero que su daño está siempre presente como la excusa narrativa perfecta para exponer sencillamente un tema tan difícil y latente en nuestras sociedades. Desde la ficción, a su protagonista se le otorga la redención que la vida real le niega diariamente a las mujeres que atraviesan por situaciones de violencia y llama por sus nombres a este flagelo: Terror, Violencia e Invisibilidad.

Por lo demás, sufre de las ingenuidades propias de un guion que por momentos se depatilla, aun así, la película El Hombre Invisible ha sido una sorpresa, porque no esperábamos nada de ella.

Ficha Técnica:

Dirección y guion: Leigh Whannell.

Actuaciones de: Elisabeth Moss, Storm Reid, Oliver Jackson-Cohen, Aldis Hodge y Harriet Dyer.

Adaptación: El hombre invisible de H. G. Wells.

País: Estados Unidos. 2020

Duración: 2hrs 05min.


[1] https://acento.com.do/2019/actualidad/8749402-procuraduria-2019-es-el-ano-que-registra-la-tasa-mas-baja-de-feminicidios-en-rd/

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