Crítica – Cuties

That you were always a piece of sh… You\’re rubbin\’ your dirt on everyone\’s skirt… You say we shoud go and get a room (no) \”1, 2, 3\” Sofia Reyes ft. De La Ghetto & Jason Derulo

Este filme dirigido por la francesa – senegalesa, Maïmouna Doucouré, nos presenta la historia de Amy (Fathia Youssouf), una niña que ha migrado a Francia desde Senegal junto a su madre Mariam (Maïmouna Gueye) y dos hermanos pequeños y su proceso de adaptación y reinserción en este nuevo país, especialmente, el nuevo mundo que enfrenta al entrar a la escuela donde conoce a un grupo de niñas, Angélica (Médina El Aidi-Azouni), Coumba (Esther Gohourou), Yasmine (Myriam Hamma) y Jess (Ilanah Cami-Goursolas). Este grupo tiene la aspiración de participar en un concurso de baile y se hacen llamar: Mignonnes en francés, Cuties o la terrible traducción en español, Las guapis.  Doucouré ganó el premio a la Mejor Dirección en la secciónWorld Cinema Dramatic Competition del Festival Sundance de 2020.

Sucede que Amy, en esta nueva vida tiene que convivir entre dos mundos regidos por reglas distintas, en casa, la cultura de Senegal, un país en el que la mujer no ha podido reivindicarse y se mantienen las tradiciones de mutilación genital, el matrimonio infantil y la poligamia. Mientras que, de la puerta hacia afuera, rigen la Liberté, égalité y fraternité. Difícil escenario para nuestra protagonista que encima de todo estará sufriendo los cambios propios hacia la adolescencia. Rebelarse es su única opción. Contrario a mi estilo, voy a referirme a situaciones presentadas que pueden ser reveladoras de la trama, por lo que sirva la advertencia.

En las Cuties, tenemos a Angélica, antítesis de Amy, es una niña que vive en el mismo edificio junto a su familia y es la It Girl del grupo, siempre in nunca out y que crece a lo bartola con padres ausentes. Yasmine, una consentida rodeada de cosas bonitas y, por último, Coumba y Jess de las que se muestra poco de su entorno y asumimos que también se manejan entre ausencias de figuras de autoridad y una que otra carencia. Casi todas tienen celulares, escuchan el mismo tipo de música, y tienen redes sociales, que las usan activamente, todas están entre los 11 o 12 años. Un corito sano. Hasta el momento, todo OK, todo correctito.

En ese momento de la vida no hay nada mas importante que ser aceptado, encontrar tu tribu, conocer tus iguales y sobre todo, crear las complicidades que en muchos casos, duraran toda la vida. He ahí la importancia de esta etapa. John Hughes, (1950-2009), ha sido el gran definidor de las historias que transcurren e involucran adolescentes (o casi) + escuelas, desde The Breakfast Club (1985), Pretty in Pink (1986) o Ferris Bueller\’s Day Off  (1986). Este director sentó las bases, creó los estereotipos de cómo suceden las cosas en la escuela y de cómo confluyen allí todo lo que está bien y mal en casa y afuera.

Nuestra Amy encuentra en Angélica esa chispa que le hace falta y ahí comienza su transformación en aras de que ésta la acepte y le brinde su amistad. Angélica va muy deprisa, ama bailar, la música, el maquillaje, los chicos y la ropa sexy y mientras ella va perriando por la vida, Amy tiene que ir al grupo de oración con su madre y seguir los ritos inherentes de su cultura para su edad y rol en la familia. Amy empieza a vestirse diferente y a indagar sobre la música y el baile que las demás prefieren. Se especializa. Quieren ganar y para hacerlo, entienden que deben llevarse del modelo exitoso que conocen y les viene dado en todo lo que consumen, su referente, un grupo de chicas mayores y muy populares por sus bailes simuladores del sexo, vestidas muy a tono con la actividad que imitan.

Como todo grupo, para ingresar tiene sus reglas, como en Mean Girls (2004) y el “On Wednesdays, we wear pink,” o para integrarte debes de hacer concesiones y es ahí donde a Amy, la piña se le pone agria y saltan todas las alarmas de las que hablaremos más adelante. Como individuos somos el producto de nuestro entorno, difícilmente podríamos ser distintos a lo que nos rodea 24/7. Para el caso de nuestras niñas, a excepción de Amy, están constantemente expuestas en una sociedad hipersexualizada y a unos modelos aspiracionales que los que no están exhibiendo todo lo que tienen, incluido el cuerpo, están en una lucha a muerte por demostrar, cual viejo oeste, su valía, sumado a la ausencia de figuras de autoridad que pudieran encausarlas hacia un desarrollo pleno de su etapa, tanto en el tiempo como en la forma.

A partir de ahí, es que se complica la cosa en la historia y donde surge la más reciente controversia en las redes sociales. Todo comenzó por un tweet de Netflix en la que promocionaba el reciente estreno en su plataforma de la película cuya sinopsis era la siguiente: “Amy tiene once y quiere pertenecer a un grupo de chicas de su edad que bailan sensualmente, entonces empieza a explorar la feminidad y desafiar a su familia religiosa”, estaba acompañada de un poster con cuatro preadolescentes posando y vistiendo sugerentemente en lo que aparenta ser un grupo de bailarinas. No pasó mucho tiempo para que la gente se volcara en cuestionar la plataforma por el uso inadecuado de la imagen de las niñas y la connotación sexual de la misma. Sin siquiera ver la película, solo por el poster y el tráiler. #Cancelling activado/ Publicidad exitosa.

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A raíz de esto se ha formado toda una discusión que refiere a la utilización de las actrices, menores de edad, en situaciones impropias para su edad, una suerte de explotación sexual, e incluso he leído que hasta pedofilia que se ha llegado a solicitar investigaciones sobre la película. Investigar siempre estará bien, pero cuando se trata de películas, verlas también es una buena opción para así tener una idea acabada de lo que expone. Amy es una niña que ha entendido que para ser aceptada tiene que ser sexy o comportarse de cierta manera que no tiene nada que ver con su edad y que sobrepasa los limites de la curiosidad propia de esa etapa.

Vivimos en una sociedad hipersexualizada, 24/7 es un bombardeo de sexo, y nuestros niños están expuestos y lo peligroso que resulta asumirlo con normalidad, porque es algo de todos los días. Tan es así, que Amy entiende que su cuerpo es una moneda de intercambio, como en una escena que la descubren en algo y ella decide, para librarse, quitarse la ropa o como cuando una de ellas se encuentra en el parque con un condón lo infla y cree que es un globo y las otras le explican de qué se trata y que pudo contagiarse de algo y que se puede morir. Solo tenemos que escuchar la música, que se la ponemos en los cumpleaños o cuando se juntan y acompañadas de videos musicales de mujeres semidesnudas rodeando a un tipo en plan macho. Este baile es que ellas representan en el concurso para el pavor de las madres presentes, algunas de ellas, tal vez les dejan tener celulares, les aplauden los bailes de tiktok y les ponen la música, otras estarán tan ocupadas que ni cuenta se darán hasta que les llegue el problema. Porque esta reacción, estos comportamientos son el resultado de muchas cosas que fallaron. Muchas.

La discusión ha llegado lejos, pero en señalar, acusar, desmeritar y cancelar a la película muchos hasta sin verla y a su directora, Maïmouna Doucouré que ha tenido que salir a defender su historia, con visos de su experiencia y que quiere aportar en la discusión sobre las soluciones al problema que plantea. Es su primera película, en la que ha tomado estas inexpertas actrices y con gran pericia ha contado su historia. Le ha tocado enfrentar a una sociedad que se resiste a evaluarse hacia dentro y prefiere el ataque y el desmerito para evadir las realidades. Recientemente tuvimos un escándalo que involucró un famoso cantante de música urbana con menores de edad bailando en forma sugerente. Ahí también nos rasgamos las vestiduras. ¿El problema? Igualito.

El cine no puede reflejar otra cosa que no sea la vida misma. La verdadera discusión de la película es sobre una sociedad hipersexualizada que ha normalizado a la mujer como objeto y que le permite a las niñas exponerse, de eso es que se trata.

La industria a raíz de algunos roles interpretados por menores, como el caso de Brooke Shields, en la controversial Pretty Baby (1978), estableció regulaciones para evitar exponerlos durante las grabaciones a situaciones o jornadas de trabajos que pudieran perjudicarlos. Las aplicaciones tienen restricciones para el contenido sensible y limita la edad de los menores para su acceso, los Estados han invertido en regulaciones muy duras para quienes pongan en peligro a los niños y los adolescentes. ¿Qué falla? ¿Netflix por exhibir esta película? ¿la directora por hacerla? ¿Yo, verla y comentarla? ¿cancelar la película eliminará la problemática que expone? La fiebre no está en la sabana.

FICHA TÉCNICA:

 Dirección y Guion: Maïmouna Doucouré.

Actuaciones de: Fathia Youssouf, Maïmouna Gueye), Médina El Aidi-Azouni, Esther Gohourou, Myriam Hamma y Ilanah Cami-Goursolas.

País: Francia / 2020.

Duración: 1hr36m.

Disponible: Netflix.

0 comentarios en “Crítica – Cuties”

  1. Excente critica de esta pelicula. Esta nos expone una realidad que estamos viviendo en nuestras sociedades, la busqueda de encontrarnos y a las vez el choque sicologico de culturas. Es lamentable que una pelicula con muy buenas actuaciones ( para ser niñas sin experiencia) y un excelente direccion pase desapercibida por lo controversial que se hizo en redes, sin darle un chance para verla en su real magnitud.

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