Texto por: Edwin Cruz

No hay dudas: funciona la película porque su director maneja la intriga y sabe crear atmósferas agobiantes. Sin embargo, apelar a la unión en torno a un ideal, a un paradigma económico como la globalización que obviamente ha creado abismos de desigualdad, es servir a la máquina. Igual que en Sicario, Denis Villeneuve está haciendo gran lobby para casarse con los reflectores y los titulares de la corrección política. Trampa hecha por un gran artista.