Crítica – MUCHO MUCHO AMOR

Si le van a dar a play en una cacería de verdades, de antemano les digo que las que se cuentan son las que dice Walter Mercado. Mucho Mucho Amor, es un acercamiento desde la luz y muy pocas sombras a su persona, del que poco conocía más allá de las capas y las estrellas. Puede que, si estaba consciente de que la nostalgia jugaría un papel muy importante en el resultado de la apreciación, con lo que no contaba en que iba ser tanto y que fuera una pieza de conversación que conectara con un tiempo que no volverá. Ése en el que nos reuníamos frente a la televisión para ver cualquier cosa, y, sobre todo, en la espera de tu signo y su pronóstico del día.

La línea que divide el personaje de la persona al parecer nunca existió. Toda su vida la vivió como si se tratara de una puesta en escena y en su papel más importante, en sus términos y, fabulosamente. Su visión del futuro y la conexión con el universo siempre fue muy positiva, vibra que escasea en este 2020. A ese positivismo era al que se aferraban sus seguidores desde el programa insigne de la inmigración latina. Una legión de impacto.

Irrumpió en nuestras pequeñas pantallas y permaneció contra todo pronóstico. Rompió todos los esquemas y viéndolo ahora, permitió a muchos asumirse y a otros, reconocer diferencias en tiempos puritanos. Walter Mercado es una especie de religión, de buena vibra, mucho amor y marditismo.

FICHA TÉCNICA:

Dirección: Cristina Costantini y Kareem Tabsch.

Con: Walter Mercado, Raul de Molina, Lin Manuel Miranda, Eugenio Derbez.

Duración: 1 hora 36 minutos.

Año: 2020.

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