La Era de Trujillo sigue siendo una herida abierta. Debe ser uno de los temas más publicados de nuestra literatura, y contradictoriamente, aun no le damos el cierre y la colocamos en su justo lugar. La banalización de este siniestro personaje y el clamor actual por su regreso evidencia nuestra falta de memoria y de reconocer el periodo oscuro que vivimos en esa época. Sus males permanecen en esta sociedad, con una dignidad degradada en velocidad de dial-up.
Recuerdo que cuando se publicó la obra por allá en el 2000, causó mucho revuelo en el país. A nosotros no nos gusta que nos pongan en evidencia, celebramos al extranjero, solo si se suma a las estadísticas del registro del todo incluido.
A modo de resumen, la novela se centra en dos tiempos, que abarca la planificación del asesinato del dictador Trujillo y el retrato de la Era y luego, treinta y cinco años después, en el regreso al país de Urania Cabral, a reencontrarse con su padre enfermo, un importante hombre del régimen, Agustín “cerebrito” Cabral y a exponer frente a su familia un terrible secreto.
Esta novela fue adaptada a cine por el director Luis Llosa, quien fue coguionista junto a Augusto Cabada y Zachary Sklar. Estrenada en República Dominicana, en marzo de 2005, teniendo como protagonistas a Tomás Miliá, Isabella Rossellini, entre otros, y los dominicanos Frank Perozo, Sergio Carlo, Pericles Mejía, José Guillermo Cortines, Nurin Sanlley, etcétera. De igual forma, ha sido llevada al teatro, en una ocasión, dirigida por Carlos Saura, en España.
Actualmente, este abril, ha sido llevada a Sala Ravelo del Teatro Nacional, bajo la dirección de Manuel Chapuseaux, con la producción general de Dunia de Windt. El relato se muestra en dos tiempos, en un austero escenario, que permite la confluencia del pasado y el presente.
Inicia la obra con la entrada de Trujillo (Augusto Feria) en los últimos días del régimen, desmejorado, enfermo y borracho de poder, rodeado de su séquito de buitres, Joaquín Balaguer (Miguel Bucarelly), Johnny Abbes (Fausto Rojas) y Manuel Lorenzo (Francis Cruz). La sala se impregnó de azufre, ante la presencia del Duque del Inferno.
Por otro lado, Urania Cabral (Elvira Taveras) retorna al país y se encuentra a su padre, postrado en una silla de ruedas, aquel que había sido un hombre grande, el hoy le ocupa sin poder controlar sus necesidades más simples. En el transcurso de la obra, podemos ver fragmentos de una vida tormentosa, de secretos y conspiraciones. El clímax, la violación del tirano a la Urania de 14 años, (Cindy Galán).
El estupor en los presentes era palpable, un momento muy difícil de digerir. Esos minutos fueron el recordatorio que necesitábamos y borró de nuestros rostros la sonrisa que nos dejó la frase de Trujillo: “Yo hago de un mojón un personaje, y a un personaje, lo convierto en mojón”. Es esto lo que no debemos olvidar. La crueldad, el crimen y el horror que fueron esos treinta años, no pasaba nada, porque estábamos aterrorizados. Desconfiamos, porque estábamos constantemente vigilados.
De las interpretaciones, muy interesante la selección de los actores que, en el caso de los personajes reales, el vehículo de interpretación fue más la maldad, que el parecido físico. Feria, dando muestras de su veteranía, puso sobre las tablas un desmejorado Trujillo, que luchaba por mantener la gallardía de antaño, sostenida únicamente por la risa de las hienas que le rodeaban. Destacar a Fausto Mata, como Abbes, para quien la maldad era un disfrute, de espanto. Bucarelly, en un Balaguer alejado de la clásica mimetización, y reflejándolo como un pusilánime, que puso su “lealtad canina” al servicio del mal. Cruz, la hiena perfecta. La victima de esta historia, Urania Cabral, en sus dos tiempos, Taveras / Galán, vomitaron todo el dolor acumulado. Difícil para Galán la escena de la violación. Pichardo, supo hacer el switch de la transición del tiempo.
La fiesta del Chivo, es como todo lo de la Era, una terrible historia. La obra cumple su cometido cuando se trata de este tipo de trabajos que cuentan una versión de nuestra historia: concientizar. Estamos en el deber de sanar desde la conciencia de lo que pasó. El trauma se mantiene vigente. En el viaje del espectador de esa noche, sobre esa época y lo que pasó, nadie salió indiferente de ahí.
FICHA TÉCNICA
Dirección: Manuel Chapuseaux. Basada en la novela homónima de Mario Vargas Llosa.
Asistencia de Dirección: Canek Denis.
Actuaciones de: Augusto Feria, Elvira Taveras, Miguel Bucarelly, Henssy Pichardo, Fausto Rojas, Francis Cruz, Cindy Galán.
Regiduría: Canek Denis.
Escenografía: Miguel Ramirez – Oficios.
Vestuario: Milagros Tiburcio, Severiano Capellán, Gina T.
Maquillaje y Peluquería: Warden Brea.
Diseño de Afiche y Programa de Mano: Guillermo Beltré.
Fotografías: Alejandro Nuñez Frometa.
Coreografía: María Emilia García.
Producción General: Dunia de Windt – DW Producciones – Comunicación.
Puesta en Escena: Del 21 al 23 de abril y 05 y 06 de mayo de 2023, Sala Ravelo, Teatro Nacional.
Productora y conductora del podcast Cinependiente RD.
Miembro fundador de ADOPRESCI.
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